sábado, 30 de junio de 2012

Carta a mamá


Trujillo domingo 06 de mayo 2012

Hola mamá he tenido que usar este antiguo recurso de las cartas manuscritas por cuanto se ha roto las otras formas de comunicación que siempre hubo entre nosotros, me agrada hacerlo, años que no practicaba caligrafía y siento que el mejor motivo para reiniciar el viejo hábito de escribir a mano, eres tú. La persona que vive en mí y que el tiempo no logra borrar. Otra forma sería que yo viajara hacia allá, pero temo que el hacerlo sería una escusa para quedarme allí, con ustedes, acompañándoles por infinitos días, pero esto traería como consecuencia el abandonar las cosas importantes que he ido obteniendo y que son mi expresa responsabilidad.

Al jubilarme de las actividades que hago iré hacia allá y con mis prestaciones haremos algo de provecho, dependiendo, claro está, si hay espacio disponible donde usted y papá están radicados ahora. Aprovecho la oportunidad para enviarle un saludo a mi padre y también un abrazo, no se como se redacta un abrazo, toma uno de los tuyos, de esos que encierra el fervor del cariño, y dile que yo he tratado de escribir lo mucho que lo amo.

Mamá si algún día puedes venir a visitarme, trae semillas de todas las plantas florales que tanto te gustan y así mi plantío tendrá un pedacito suyo. Me acuerdo, como si fuera hoy, cuando nos enseñaba a abrir un hueco en el jardín y echarle abono para que las plantas nacieran fuertes y produjeran flores hermosas. Así lo hago y mi casa se viste con ramilletes de variados colores que expresan tus siembras del saber en tierra abonada por ti.

Le cuento que he logrado superar algunas etapas y en todas he extendido la invitación para que asistas con papá, sé que no has venido por las múltiples ocupaciones que tienes: las vacas, los pájaros, las gallinas, su forma de ser y pensar que los demás las dejarán morir, también sé que no vienes por no rabiar con papá, a él no le gusta que salgas de casa. Lo que no he logrado, lo registro por escrito, es que mis hijos se levanten a estudiar a las 4 a.m. para que el día sea rendidor, como usted nos educó, estas palabras la has dicho todos los días desde que tengo memoria, de mis hijas sólo una mantuvo la costumbre, pero no es mí a quien ella reconoce la heredad del hábito tan fructífero. 

Quiero que sepas que poco a poco he ido escribiendo la historia de la familia, mi visión claro está, no puede ser de otra forma, sin embargo he tratado en lo posible adobarlas con las sugerencias de mis hermanos, sin su ayuda no tendrían el sabor a leña y de arroz con leche que tiene actualmente. Cuanto me gustaría, mamá, estar cerca suyo para leérselas sentados en el porche o debajo de la clavellina, y tú con su noble saber me ayudaras a recordar eventos que mi memoria borró.

En todo caso, todos los de acá, recordamos sus enseñanzas y deseamos, cuando hayamos cumplido con nuestros compromisos, ir a visitarle para que nos conforte de nuevo con tus abrazos de profunda tierra abonada.  

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